Cuando le leí el título de este post a Made antes de comenzar a escribirlo, lo primero que me dijo fue: ¡Oh! ¡Vas a hablar de infidelidad! ¡Me encanta! Y sí, me parece que sí voy a hablar de un tipo de infidelidad muy específico... Un modelo de infidelidad que nunca consideramos, que siempre pasamos por alto... ¡Que ni siquiera sabemos que existe! Hablo de la infidelidad a nosotras mismas.
Esta, a mi parecer, es la peor clase de infidelidad. ¿Por qué? Bueno, muy simple: porque parte de los conflictos dentro de una relación surgen no solo de las expectativas; también de la forma en la que nos vamos haciendo a un lado, ignoramos nuestras propias necesidades, intereses, aquello que nos hace felices, todo en pro de dar el 100 por 100 en la relación, menospreciando el tiempo que nos dedicamos a nosotras mismas.
No me refiero a cosas como cuidarnos, ponernos lindas, intentar vernos bien y sentirnos conformes con nuestra imagen y con la forma en la que la persona amada nos ve.
No. Me refiero a esa música que solías escuchar y que ahora evitas, porque ella no soporta la balada o no entiende el Kpop. Me refiero a esas mañanas de domingo que pasabas metida en la cama leyendo un buen libro o durmiendo un poco más, y que ahora se esfumaron porque desde que estás con ella siempre tienes que madrugar.
Estoy hablando de esas películas que veías una noche de viernes tendida en el sofá, llorando a mares ante cualquier melodrama o gritando como loca frente a un Apocalipsis zombie y que ahora debes compartir con ella, mientras ven un concierto de la Filarmónica de Salzburgo. Creo que sabes a dónde quiero apuntar con todo esto, ¿verdad?
Atención: el tiempo de calidad no es solo para ella
Mantener un equilibrio saludable entre tiempo de calidad en pareja y tiempo para uno mismo puede ser un desafío para cualquier relación amorosa, especialmente en el caso de las parejas de mujeres, puesto que en ciertas ocasiones solemos realizar actividades más afines.
A veces las parejas pueden encontrarse atrapadas en la dinámica de pasar todo su tiempo juntas, lo que puede ser agotador emocionalmente y agobiar a cada una individualmente. ¿Recuerdan la época aquella de la pandemia donde muchas de nosotras casi enloquecimos como consecuencia de la cuarentena? Bien, también recordarán que en ese entonces algunas relaciones zozobraron, precisamente por el agobio y los roces de la convivencia.
Por fortuna esa etapa parece ya superada, pero con pandemia o sin ella, con mascarilla o sin ella, muchas de nosotras seguimos entregadas a esa dinámica desproporcionada de darnos en cuerpo y alma en la relación. Pero... ¿por qué? ¿por qué tenemos la imperiosa necesidad de actuar de esa manera si al final termina causándonos daño?
Las opciones son múltiples e individuales, porque dependerán de las necesidades y los asuntos no sanados de cada una de nosotras. Heridas de la infancia, creencias, síndrome de la cuidadora... En fin, la lista es larga.
Lo cierto es que no. El tiempo de calidad no es solo para ella o para ambas. Más allá de los momentos maravillosos que pueden construir juntas, es sano que entiendas, que entiendan, que el tiempo que cada una de ustedes dedique a sí misma es tan válido y valioso como el que ocupen en su amor.
Finalmente una relación es una moneda de dos caras y es lindo, edificante y muy saludable, que cada faz de esa moneda tenga autonomía, personalidad, su propio criterio e intereses y que desde las decisiones y el amor personal, los objetivos coincidan para construir algo mayor.
Ana y Sofía una historia de amor en los tiempos del Home Office
No, no es el título de mi próxima novela ni mucho menos. Es solo un ejemplo práctico que quiero traer a colación y en el que algunas podrían verse reflejadas.
Imaginemos que Sofía y Ana son una pareja que tiene ya varios años. Ana trabaja desde casa y Sofía trabaja en una oficina rodeada de otras personas, por lo que Ana tiene más tiempo libre durante el día... No, Ana no está en vías de buscar a una amante ni mucho menos...
Lo que le ocurre es mucho más simple: ha estado sintiéndose sola y aburrida últimamente mientras Sofía está en el trabajo. En vista de las circunstancias, este par de chicas decide hacer lo que cualquier pareja razonable haría: hablar de lo que les está pasando y cómo se sienten.
Después de hablarlo, deciden programar tiempo para hacer actividades juntas por la tarde, pero también establecen un momento específico para que Ana tenga un espacio para sí misma (recuerda que al estar sola en casa contaba con libertades que le permitían dedicarse a otras cosas).
Ana decide utilizar ese tiempo para leer, hacer yoga o trabajar en un proyecto personal. Al hacer esto, se siente más equilibrada y satisfecha en su relación y también se siente más conectada consigo misma, mientras Sofía por su parte sigue atendiendo sus compromisos desde la oficina, al tiempo que también hace algunas cosas por su lado acompañada de familiares o amigos.
Esto suena a final feliz por donde quiera que se mire y lo creas o no, no exagero cuando te digo que es lo que cualquier pareja que se ama y que entiende no solo la importancia del tiempo compartido, sino de las necesidades individuales, haría.
Dicho lo dicho y visto lo visto, aquí te dejo algunos humildes consejos para trabajar en pro de tus intereses, de tus necesidades y cómo ellas pueden encajar bastante bien con tu relación, sin descuidarla en lo absoluto.
Sigan el ejemplo de Ana y Sofía: hablen de sus sentimientos sin miedo y desde el amor
Ya sabes que en mi caso todos los caminos conducen a Roma, o dicho de otro modo: todos los caminos conducen a una conversación honesta. Y es que no lo digo yo, lo dice la ciencia: lo más importante para mantener un equilibrio saludable es la comunicación clara y abierta.
Habla con tu pareja sobre tus necesidades y expectativas y asegúrate de escuchar las suyas. Discutan y decidan juntas cuánto tiempo quieren pasar juntas y cuánto tiempo necesitan para sí mismas. ¡Y antes de que me malinterpreten, no es algo tan rígido como pegar una hoja con un horario semana a semana en la puerta del refrigerador! No. Es más flexible que eso. Asegúrense de tener una comunicación efectiva y que la comprensión sea mutua.
Programar el tiempo individual es una opción, dejando un margen para las sorpresas bonitas y la espontaneidad
Cuando estás en una relación amorosa, es fácil perder de vista tus propias necesidades y querer estar siempre con tu pareja, especialmente en la acalorada fase del romance, donde la tensión sexual y el deseo de explorarse en la intimidad nos consume.
Es importante programar tiempo para ti misma en tu calendario para hacer actividades que te gustan y que te hacen sentir feliz y satisfecha, ya sea leer un libro, hacer ejercicio, salir con amigos o simplemente relajarte.
Supongamos que tú quieres tomar clases de yoga o hacerlo en casa, con una buena instructora que descubriste hace poco en YouTube. Mientras, tu novia desea invertir ese tiempo en aprender otro idioma, leer un buen libro o trabajar en un proyecto personal... ¿Lo ves?
Ella no tiene por qué hacer la Cobra Completa a tu lado y tú no tienes por qué conjugar verbos en italiano junto a ella.
Cada una podría dedicar estos espacios a actividades que las hagan felices, las entusiasmen y apunten a su autorealización. Asegúrate de comunicar claramente a tu pareja cuándo y por cuánto tiempo quieres tener tiempo para ti misma y negocien estos espacios sin que por esto se conviertan en una camisa de fuerza. ¡La flexibilidad es importante, chicas!
Las actividades juntas no pueden faltar en la "agenda"
Aunque es importante tener tiempo para una misma, también es importante compartir tiempo de calidad juntas. Hagan actividades que las hagan sentir conectadas y felices, como cocinar, ver películas, pasear por el parque o hacer deportes, con lo cual también podrían motivarse la una a la otra.
Sí, claro, el sexo también es una excitante manera de pasar tiempo a solas, amarse, compenetrarse, complacerse y conocerse mucho más la una a la otra. Tomen en cuenta también esas afinidades tan lindas que las unieron e identifiquen en ella cosas que las hagan sentir plenas: viajar, acudir a ciertas actividades o eventos, tener un proyecto en común... ¡La lista es larga, chicas!
Al hacer actividades juntas que las hagan sentir conectadas, se fortalecerá su relación y podrán mantener un equilibrio saludable entre tiempo de calidad en pareja y tiempo para una misma.
Importante: aprende a estar sola
Aprender a estar sola es una habilidad importante para mantener un equilibrio saludable entre tiempo de calidad en pareja y tiempo para una misma. A veces, puedes sentirte incómoda estando sola porque estás acostumbrada a estar siempre con tu pareja o rodeada de otras personas.
Dedica un poco de tiempo a la soledad. Muchas personas aborrecen la idea de estar rodeadas de silencio y del eco de sus pensamientos o preocupaciones. Les diré algo con toda honestidad: estos espacios de intimidad y reflexión son sumamente importantes no solo para tu equilibrio emocional, también para tu paz mental.
Sé que no a todas se nos da bien la meditación, pero... ¿quién dijo que meditar es únicamente escuchar el eco de unos cuencos tibetanos y tratar de poner tu mente en blanco? Puedes lograr un balance mental muy similar coloreando, tejiendo, bailando, moldeando una cerámica, caminando por el parque y prestando atención a todos los detalles (se llama caminata consciente, por cierto) o atendiendo las matitas que tienes en el balcón o en el jardín... ¿Ves que no está tan mal tener tiempo únicamente para ti?
Al aprender a estar sola y disfrutar de tu propia compañía, no dependerás tanto de tu pareja para sentirte feliz y satisfecha.
No olviden ser flexibles y mantener su compromiso
Mantener un equilibrio saludable entre tiempo de calidad en pareja y tiempo para uno mismo no siempre es fácil y puede haber momentos en los que una de las dos necesite más atención que la otra.
En estos casos, es importante ser flexible y comprometerse. Si tu pareja necesita más atención, trata de ser comprensiva y darle el espacio que necesita. Si tú necesitas más tiempo para ti misma, habla con tu pareja y busquen juntas una solución que funcione para ambas.
Como en todos los casos se trata de comunicarse abiertamente y con honestidad, aprender a ser empáticas y flexibles, pero muy especialmente se trata de entender que desde el crecimiento personal y la autorrealización, no solo te sentirás más a gusto dentro de tu relación... ¡Tendrás más que aportar a su historia juntas y a tu amada compañera!
Mucha suerte, chicas... ¡sobre todo con la meditación!
Ángela.
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